“La radio es equivalente a la literatura, nos invita a imaginar el mundo”: Betto Arcos

Para quienes crecimos con la radio siempre será un misterio cómo una especie de caja mágica puede albergar multiplicidad de sonidos e historias, cómo puede acompañar y enseñar, pero sobre todo transmitir. Historias de un melómano como Betto Arcos afirman el poder de la radio para transportar cultura y trascender fronteras con el lenguaje de la música.

Arcos es un mexicano radicado en Los Angeles (EE.UU.) colaborador de emisoras como KPFK-90.7 FM, National Public Radio, BBC y Public Radio International. Con él hablamos de radio, del universo de Agustín Lara, la mina de ritmos colombianos y de su visión del ‘Otro México’ en Estados Unidos, transmitiendo a través de la radio su gusto por las gamas de la música Latinoamericana al público anglosajón.

- Para Betto Arcos, ¿Qué tiene la radio? ¿Qué la hace inmortal a pesar del paso del tiempo y los avances?

Para mí, la radio siempre ha sido un maravilloso misterio de la tecnología. Desde que inicié mi trabajo como locutor en 1986, en la ciudad de Boulder (Colorado, EE.UU.) y después como radio-periodista en un programa de la Red Nacional de Estados Unidos, se me ocurrió que la radio es equivalente a la literatura. Es decir, cuando una persona escucha un programa de radio - ya sea de música, de noticias, o un documental - es exactamente lo mismo que estar leyendo un periódico, una novela, o un cuento.

Escuchamos la radio por el sentido del oído, al igual que al leer un libro escuchamos en el cerebro las voces de lo que leemos. En contraste con el cine o la televisión, la radio nos motiva y nos invita a imaginar el mundo, a crear imágenes de personas y lugares que no conocemos. Ese es el gran misterio de la radio y por eso considero que sigue siendo un medio imperecedero.

- ¿Qué recuerdos tiene de su primer contacto con la radio?

Empecé a escuchar la radio a la edad de seis años, en la ciudad de Xalapa, capital del estado de Veracruz. A las siete de la mañana, en un radio de transistores, mi madre sintonizaba una estación local, para que mis hermanos y yo escucháramos el programa ‘Legión Infantil de Madrugadores’. El programa estaba dividido en varios segmentos que mezclaban todo tipo de información educativa para niños, con entretenimiento y música del genio Francisco Gabilondo Soler, mejor conocido como Cri-Cri. Entre otras cosas, el programa nos enseñaba cómo tener una buena alimentación y una higiene diaria: “…Ahhhh qué bueno es el baño! Desde niños, acostúmbrense al baño diario”.

¿Cómo fue el primer día que se paró frente a un micrófono? ¿Qué lo enamoró?

La oportunidad de hablar frente a un micrófono en un programa de radio por primera vez, se la debo a un colombiano de nombre Javier Garcés. Esto fue en 1986, en la radio pública KGNU de Boulder, Colorado. Un amigo brasileño me invitó al programa “Latin Jam”, conducido por Garcés y me dijo que llevara mis discos para programarlos. En mi bolsa, llevaba discos y cassettes de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat, Tania Libertad, Inti-Illimani, etc. Cuando llegué a la radio, Garcés me invitó a programar lo que yo quisiera en el transcurso de dos horas y me dijo que después de cada 2-3 piezas hablara yo de los artistas y las canciones.

Foto: Cortesía Betto Arcos Foto: Cortesía Betto Arcos

Al terminar el programa, Garcés me dijo: “Te gustaría hacer este programa?”. Yo le contesté que no sabía nada de radio, que no tenía experiencia, por lo tanto no podía hacerlo. El me dijo, “Betto, tienes una manera muy natural de hablar y eres un apasionado por la música. Lo único que necesitas es capacitación técnica, y eso es muy fácil. Aquí mismo puedes aprender porque la gerencia de la radio la ofrece gratis. Me gustaría dejarte el programa porque ya no quiero hacerlo, llevo muchos años en esto y ya no estoy motivado. Qué te parece la idea?”. Y yo le contesté: “Bueno, pues acepto!”. Dos semanas después empecé a producir el programa semanal con el nombre de “Tierra Mestiza”.

Sin duda, el factor primordial que me cautivó desde un principio fue saber que me escucharía mucha gente y que les podía compartir mi gusto por la música latinoamericana.

- Habitando en México y EE.UU., ¿Cuál su visión hoy en día de ambas culturas?

Desde hace muchos años he pensado que vivo en ‘otro México’. Este ‘otro México’ que habito desde 1985, está del otro lado de la frontera que divide a los dos países: tiene su cultura, lenguaje, música, costumbres y tradiciones, y a veces tiene igual fuerza política que el propio México. Este concepto del ‘otro México’ es más real en el estado de California y en especial en las ciudades donde hay una gran población no sólo de mexicanos, sino de inmigrantes latinoamericanos. Esta idea del ‘otro México’ es igual con los inmigrantes de otros países que han creado sus comunidades a imagen de sus países de origen. Lo que en generaciones anteriores se llamaba “Little Italy”, ahora ha sido ampliado con otros ‘pequeños países’ que han surgido en todas las grandes ciudades de Estados Unidos. En Los Angeles tenemos ‘Little Tokyo’, ‘Little Armenia’, ‘Tehrangeles’, ‘Thai Town’, ‘Koreatown’.

 - ¿Cómo llega un mexicano a hacer radio pública para una audiencia tan megadiversa como EE.UU.?

Para hablar de cualquier tema con autoridad, hay que ser un especialista. En 1986, decidí que quería estudiar y convertirme en un especialista de música latinoamericana. Con el paso de los años, me di cuenta que eso no era suficiente y que también quería ser un conocedor de la música de todo el mundo y de todos los tiempos - sin excepciones. Hoy en día, más que nada me considero un melómano, y aunque tengo mis gustos personales, escucho de todo un poco. Creo que esa es la clave para entender mi lugar como periodista musical en un medio nacional de Estados Unidos.

Pero debo confesar que desde que empecé a trabajar en radio hace treinta años, todo mi trabajo ha estado enfocado en dar a conocer la riqueza musical y cultural de Latinoamérica al público anglosajón, principalmente. Aunque he colaborado con una cadena de radio en español, casi todo mi trabajo de radio ha sido en inglés, dirigido al público anglosajón. Claro, la audiencia de la radio pública es diversa, pero la gran mayoría de la gente que escucha radio pública es anglosajona. El porcentaje de radioescuchas de otros grupos étnicos es menor al 30 por ciento.

- ¿Qué papel juega la música en la radio pública de EE.UU.?

La programación musical depende de la radio, la ciudad y el mercado.

La gran mayoría de la audiencia del área metropolitana de Los Angeles escucha la radio en el auto, por lo tanto hay muchas opciones. Tan sólo en esta ciudad hay diez estaciones de radio pública, entre más de 50 estaciones de radio. De las diez estaciones de radio pública, seis tienen programación musical - tres estaciones ofrecen una mezcla de noticias, programas culturales y musicales; y las otras tres ofrecen 100% de programación musical (una ofrece música clásica, otra jazz y otra rock/pop).

- ¿Cómo es la rotación de nuevos artistas? ¿Qué criterios hay para ponerlos a sonar?

En general, todas las radios públicas de Estados Unidos le dan rotación de tres meses a toda la música nueva - desde Bob Dylan a un artista emergente. Pero los criterios varían, dependiendo del director musical de cada estación. Por ejemplo, en una radio afiliada a NPR de Los Angeles, el director de programación musical decide cuales son los 40 artistas más “relevantes” del mes y a cuáles de ellos les van a dar ‘prioridad’ en todos los programas de música. En contraste, en una radio universitaria o comunitaria, cada DJ decide programar lo que le venga en gana.

 - ¿Cómo es el consumo de radio de la población latina en EE.UU.?

En general, la audiencia latina que escucha radio pública en Estados Unidos es menor a la audiencia anglosajona, quizás un diez por ciento. Hay que tomar en cuenta que la gran mayoría de la población latina actual es de inmigrantes que llegaron en los últimos 30-40 años, y que no traían en su bagaje cultural escuchar la radio pública de sus países de origen. Asimismo, el concepto de radio pública apoyada por radioescuchas es casi inexistente en Latinoamérica, y por ello no consideran importante ofrecer apoyo financiero a las radios públicas de su comunidad. Sin embargo, esta población va aumentando y asimilando la cultura de la radio pública de este país. Esperemos que en dos o tres generaciones, la población latina tenga mayor presencia en la radio pública y se convierta en radioescucha y contribuyente.

- ¿Qué representa un personaje como Agustín Lara para Betto Arcos? ¿Qué relación puede tener con lo que usted hace hoy en día?

Desde que era niño, Agustín Lara ha sido una referencia musical importante. Cuando tenía siete años de edad, mi padre solía escuchar el programa ‘La Hora de Agustín Lara’ en una radio local. Además, el tocaba y cantaba las canciones de Lara con guitarra. Llevo la letra de muchas de sus canciones en mi memoria y de vez en cuando también me gusta cantarlas con mi guitarra. Sin duda, el gusto por sus canciones y melodías son parte de mi formación musical como crítico y periodista musical. 

- Para usted, ¿Por qué la importancia de este artista para la música latinoamericana? 

Agustín Lara es uno de los genios de la música popular, no solo de México sino del mundo de habla hispana. Muchas de sus canciones han sido himnos para varias generaciones y sus grandes temas - Solamente una vez, Maria Bonita, Noche de Ronda - han sido interpretados por las grandes figuras de la música de todo el mundo. Esto lo ha convertido en una figura universal. 

- Actualmente, ¿Cuáles son las propuestas musicales favoritas de nuevos artistas para Betto Arcos? 

Hay muchas propuestas musicales de primera línea en Latinoamérica: En La Habana, la cantante Daymé Arocena está re-inventando el jazz vocal cubano; en Quito, Mateo Kingman fusiona el hip-hop con una sensibilidad espiritual indígena-amazónica; en Argentina, la Orquesta Fernández Fierro está haciendo un tango con actitud punk; en São Paulo, la banda Bixiga 70 ha creado una explosión sonora con un Afrobeat que suena a Brasil; en Panamá, el grupo Afrodisíaco está creando una nueva música enraizada en los tambores afro-panameños; en Managua, La Cuneta Son Machín, fusiona la actitud rebelde-rockera con una fuerte dosis de cultura callejera y música popular; en Veracruz, México, el grupo Macuiles renueva el son jarocho con el sabor del Caribe afroantillano; en Los Angeles, La Santa Cecilia se convierte en la consciencia de la comunidad Latina con canciones que abordan la experiencia del inmigrante… 

Foto: Danay NápolesFoto: Danay Nápoles

- ¿Cuáles en Colombia?

Y Colombia….tiene una de las grandes minas musicales del continente. Desde hace muchos años sabía de la grandeza musical de este país porque crecí escuchando la música popular de Colombia. En 2015-16 tuve la fortuna de asistir a tres festivales de música colombiana: Medellín Vive La Música, Festival de la Leyenda Vallenata, y Bogotá Music Market. En estos festivales me di cuenta de la amplia y compleja diversidad de la música colombiana. Sólo voy a nombrar algunos artistas que tuve la fortuna de ver en concierto en los últimos dos años y que me han cautivado: Canalón de Timbiquí, Los Rolling Ruanas, Cimarrón, Systema Solar, Los Gaiteros de San Jacinto, Bomba Estereo, Totó la Momposina, Victoria Sur, Mónica Giraldo, Maria Mulata, Curupira, Carmelo Torres, Paíto y Los Gaiteros de Punta Brava, Los Pirañas, Esteban Copete y su Kinteto Pacífico, La Mamba Negra…

- ¿Cuál ha sido la mejor experiencia de hacer radio pública? ¿Qué la hace tan especial?

La mejor experiencia ha sido poder compartir la música de otras latitudes con un público amplio y diverso. De vez en cuando me encuentro con gente que ha escuchado mis reportajes y programas de radio y me han dicho que gracias a mi trabajo han ampliado su gusto por la música de otras culturas. Para mí eso es lo más importante y lo más especial de la radio pública: abrir los oídos y la mente a otras culturas, otras voces, otras músicas.

- ¿Cuál podría ser mejor fórmula para hacer radio pública de calidad?

Para un DJ que programa música sólo hay una fórmula: saber que del otro lado hay una persona que está escuchando y que lo considera un “creador de gustos” o tastemaker. Por lo tanto, toda la música que programe tiene que ser escuchada previamente, seleccionando la música que más le emocione. Para el periodista de radio, su trabajo es poder contar una historia brevemente que tenga un principio con misterio, un centro y un desenlace. 

- ¿Qué casos exitosos de radio pública podemos destacar en el mundo?

Para mí, la BBC es la cadena de mayor alcance y éxito de radio pública en el mundo de habla inglesa y tiene un alcance en todo el mundo. En México, han surgido las radios indígenas cuya programación está enfocada en la educación al servicio de la comunidad de cada localidad. En Estados Unidos, la cadena progresista Pacífica Radio de Berkeley, California, fue fundamental en la creación del concepto de radio pública subvencionada por radioescuchas, que surgió después de la Segunda Guerra Mundial.

- Con el auge de lo digital y los nuevos formatos, ¿Cuál es el futuro de la radio pública en el mundo?

La radio pública tiene una larga vida por delante gracias al mundo digital que ha enriquecido y ampliado los contenidos de programación. Hace dos años, la revista Wired publicó un artículo con este encabezado: “Los podcasts están salvando a NPR”.

Lo cierto es que hoy en Estados Unidos, la gente ya no escucha la radio pública como lo hacía hace 10 o 15 años. Hay un gran número de gente que escucha podcasts en su celular. Los podcasts pueden ser programas producidos para salir al aire en la radio o pueden ser podcasts que nunca salieron al aire y están dirigidos a esa audiencia que escucha en celular. Hoy en día, lo mejor que puede hacer una radio pública es mejorar y aumentar la producción de podcasts que le servirá para aumentar la audiencia de su programación regular.

 - Para usted ¿Qué diferencia a Radio Nacional de Colombia de otros ejemplos de radio pública en el mundo? ¿Por qué se destaca o se distingue?

Considero que en los últimos años, Radio Nacional se ha convertido en una de las grandes cadenas de radio pública del mundo. Lo que más me sorprende y aprecio mucho es la importancia que le han dado a la cultura y en especial a la música. No tengo información del resto de Latinoamérica, pero su experiencia no tiene equivalente en México. Y me atrevo a decir que ustedes están haciendo lo que NPR nunca ha hecho en los casi 50 años de existencia: ser la voz y darle la voz al pueblo.